A fines del siglo XIX, los ritmos más populares en Brasil son el lundú, también de origen bantú, y el maxixe, género con influencias de la habanera. También se baila y canta la samba, que llega a Río de la mano de las familias negras de Bahía que se trasladan a la entonces ciudad capital. Ellos integran este ritmo al candomblé, culto religioso nacido de la fusión del catolicismo y las religiones yoruba y congo. Los sacerdotes y las sacerdotisas del candomblé organizan fiestas donde acuden instrumentistas, cantantes y bailarines, y paulatinamente, la samba va perdiendo su carácter sagrado. En cambio, se mantiene su espíritu popular y anónimo.
Recién en la primera década de este siglo comienzan a aparecer los compositores, las canciones se transforman en obras de autor y las letras dejan de ser improvisadas. Al igual que el tango, llevó un tiempo para que esta música fuera reconocida por las clases más acomodadas. En algunos casos, la policía llegó a confiscar las guitarras de los sambistas. Finalmente, en la década del veinte, varios factores confluyen para que la difusión y popularidad de la samba alcance a todos los sectores: la consagración de músicos como Sinhô (flautista y pianista) y Pixinguinha (saxofonista y flautista), quienes componen numerosos temas. En el caso de este último, se presenta en París en 1921.
Finalmente, la samba se constituye en el ritmo por excelencia de los cada vez más imponentes carnavales cariocas. Se convierte en un fenómeno de masas y en el símbolo de Brasil. Conocidos intérpretes como Mario Reis y Carmen Miranda llevan la samba a Estados Unidos. Y en Río de Janeiro, en 1927, se crea la Escuela de Samba Deixa Eu Falar (Déjame hablar), con lo que cumplen su sueño Heitor Dos Prazeres y otros músicos negros: organizar asociaciones carnavalescas y producir un espectáculo elaborado. Para entonces, el género original se ha ramificado en samba-cançâo, samba-exaltaçâo, samba-versado y , más recientemente, samba-reggae.
Recién en la primera década de este siglo comienzan a aparecer los compositores, las canciones se transforman en obras de autor y las letras dejan de ser improvisadas. Al igual que el tango, llevó un tiempo para que esta música fuera reconocida por las clases más acomodadas. En algunos casos, la policía llegó a confiscar las guitarras de los sambistas. Finalmente, en la década del veinte, varios factores confluyen para que la difusión y popularidad de la samba alcance a todos los sectores: la consagración de músicos como Sinhô (flautista y pianista) y Pixinguinha (saxofonista y flautista), quienes componen numerosos temas. En el caso de este último, se presenta en París en 1921.
Finalmente, la samba se constituye en el ritmo por excelencia de los cada vez más imponentes carnavales cariocas. Se convierte en un fenómeno de masas y en el símbolo de Brasil. Conocidos intérpretes como Mario Reis y Carmen Miranda llevan la samba a Estados Unidos. Y en Río de Janeiro, en 1927, se crea la Escuela de Samba Deixa Eu Falar (Déjame hablar), con lo que cumplen su sueño Heitor Dos Prazeres y otros músicos negros: organizar asociaciones carnavalescas y producir un espectáculo elaborado. Para entonces, el género original se ha ramificado en samba-cançâo, samba-exaltaçâo, samba-versado y , más recientemente, samba-reggae.
Samba reggae: Esta variación surgió en Bahía cerca de la época de los 70s, y se deriva de una mezcla de samba con el reggae Jamaiquino, cuyo máximo exponente fue Bob Marley. Esta surgió como resultado del movimiento de orgullo negro que se dio en Salvador durante esa época, y como respuesta a las diferentes organizaciones de samba de estilo carioca que se habían establecido en Bahía y que excluían a los negros de su participación. Sus canciones se enfocan en identidad étnica y es de gran orgullo para los Afro-Brasileños de hoy. Entre los máximos exponentes de este tipo de Samba están sus pioneros Ile Aiye, Olodum y Timbalada
Samba Canção: La Samba Canção surgi
Samba-exaltacão: Este tipo de samba se caracteriza por las letras con temas patriótiocs resaltado las maravillas de Brasil. Estas se acompañan con una orquesta. Un ejemplo de esta es la famosa “Aquarela do Brasil” de Ary Barroso.